(Captura de pantalla del documental.)
Un espectro acecha a Europa (y al mundo que la rodea). Este espectro no es ya el espectro del comunismo que predicó Carlos Marx, sino el espectro revisionista de la épica serie documental Europa: la última batalla. Esta producción sueca, de diez capítulos, realizada por Tobias Bratt ha avivado la llama del nacionalismo en Europa y preocupado a los poderes establecidos, manejados supuestamente por el judeo-sionismo. Fue publicada en la Internet en el 2017, pero los grandes medios sociales digitales que responden a la presión del judeo-sionismo se encargaron de censurarla: tanto YouTube como Facebook la eliminaron, posiblemente porque promovía el “odio” o por cualquier otro pretexto que engaña a los menos informados.[1]
¿Por qué el afán en censurar una serie documental? Porque el relato epopéyico de Europa: la última batalla tiene valor revolucionario. Ha recordado a los pueblos europeos cómo viven sometidos al supuesto gobierno oculto del judeo-sionismo, disfrazado bajo el manto de los regímenes de la liberal democracia. Ha vuelto realidad las proféticas palabras de Léon Degrelle:
“Llegará un día, tal vez, cuando la gente lamente la derrota en 1945 de los defensores y constructores de Europa… No solo rendirá homenaje al heroísmo de los soldados del Frente Oriental en la Segunda Guerra Mundial, pero dirá también que tenían razón: que tenían razón en un sentido negativo, porque el bolchevismo es el final de todos los valores; y que tenían razón en un sentido positivo, porque una Europa unida, por la cual lucharon, era la única -tal vez la última- posibilidad de supervivencia para un viejo continente maravilloso, un refugio de alegría humana y fervor, pero estropeado y mutilado hasta el punto de muerte.”[2]
La épica Última batalla ha creado conciencia entre los pueblos de Europa sobre cómo la derrota de los nacionalistas europeos durante la Segunda Guerra Mundial por la Alianza Capitalista y Comunista significó la subordinación del Viejo Continente, y con él del mundo entero, a la hegemonía global judeo-sionista, que todavía sufrimos hoy. Este ha sido el valor de Europa: la última batalla: exponer mediante una revisión de la historia cómo se engañó al mundo para hacerle creer que la Victoria Aliada fue el triunfo de la libertad, libertad falsa que como hemos visto nunca fue.
Comienza sacando a la luz el supuesto plan judeo-sionista para la colonización de Palestina y la dominación del mundo. Trata de exponer cómo el poder financiero de los judeo-sionistas permitió su control sobre los regímenes liberales y sobre los medios de comunicación. Vinculado a este plan sionista estaba el comunismo, desarrollado también por los propios judíos para lograr la conquista mundial mediante la revolución a través de la destrucción de las naciones. El comunismo logró su triunfo en 1917 cuando en el Imperio Ruso se impuso la Revolución Bolchevique, que significó el asesinato del Zar y la muerte de miles de cristianos eslavos en las tierras del Imperio, reorganizado como la Unión Soviética.
Continúa narrando la historia de Alemania tras la Primera Guerra Mundial. Culpa de su derrota al poder judeo-sionista, del cual se dice que clavó a Alemania por la espalda para lograr a través de Gran Bretaña la conquista de Palestina (esta tierra fue entregada al movimiento sionista y declarada un “hogar nacional” para los judíos en 1917). Abundó en Alemania no solo la extrema pobreza material, sino la extrema pobreza moral: el documental destaca la degeneración moral que tuvo lugar en el periodo de la República de Weimar y cómo tras la misma estuvieron personajes de origen judío. Los mismos guardaron relación con la llamada Escuela de Frankfurt, que desarrolló la llamada teoría crítica marxista o “el marxismo cultural”, cuya influencia prevalece hoy día entre los llamados movimientos de “izquierda”.
Fue en este contexto que surgió el movimiento nacional socialista en Alemania, dirigido por su líder Adolf Hitler. Su ascenso al poder es descrito y su obra de reorganización nacional elogiada: nota particularmente sus esfuerzos para combatir la decadencia moral promovida por el “marxismo cultural” y para revivir la economía nacional, en beneficio del pueblo.
La oposición de Hitler al supuesto plan judeo-sionista es notada. Alega que la misma movió al poder oculto judeo-sionista a mover a todos los países contra Alemania. Hitler intentó hacer la paz, pero pese a sus mejores esfuerzos su eventual invasión de Polonia llevó a la guerra contra Gran Bretaña y Francia. La intransigencia polaca, alentada por Gran Bretaña y Francia (ambas bajo la influencia judeo-sionista), es identificada por el documental como la causa inmediata de la guerra. Destaca además cómo Hitler, anticipando una futura confrontación con el comunismo, continuamente insistía en hacer las paces con sus obstinados enemigos.
La guerra contra la Unión Soviética finalmente llegó el 22 de junio de 1941. Sostiene el documental que fue realizada para prevenir un ataque soviético que supuestamente estaba siendo preparado contra Europa. El ataque alemán tomó desprevenidos a los soviéticos y llevó a las batallas más sangrientas de la historia, que ocurrieron a lo largo de toda Europa oriental. No fueron los alemanes los únicos: todos los países cuyos soldados, la mayoría buscando combatir al comunismo, ayudaron a los alemanes fueron listados, presentándonos la imagen de una fuerza internacional, y primariamente europea, de lucha de resistencia contra el comunismo.
La ayuda de los Estados Unidos, instigado por los judeo-sionistas a guerrear contra Alemania, cambió todo. Luchando en dos frentes, difícilmente podrían los alemanes y sus aliados ganar. Los llamados Aliados, bajo la influencia judeo-sionista, fueron avanzando a lo largo de Europa pese a la mejor resistencia europea. Los crímenes de la Alianza, la de aquellos Aliados siempre presentados como los “buenos” son expuestos y enfatizados: su deseo de castigar a Alemania era notable. El documental a su vez intenta desmentir los crímenes horribles de los cuales siempre se ha acusado a Alemania, que la propaganda aliada siempre hizo ver como la “mala”.
Culmina el documental narrando la trágica conquista y destrucción de Alemania y el lamentable final de sus líderes, varios de ellos muertos por suicidio o por ejecución tras una farsa de Juicio llevada a cabo en Nuremberg. Las potencias vencedoras se dividieron el mundo: el estado soviético revolucionario conquistó todo el este de Europa. Quedó, junto a los Estados Unidos, como una potencia mundial. Un nuevo estado, Israel, fue establecido finalmente por los judeo-sionistas en Palestina. La derrota mundial de Alemania y de sus aliados europeos, cuyas consecuencias continuamos viviendo hoy, es lamentada.
Este ha sido, en resumen, la épica trama de la serie documental de más de diez horas. No basta este resumen para describir todo su valor, así como tampoco basta para analizar o refutar sus errores. El mismo lamentablemente tiene una variedad notables errores y su sesgo más que aparente a favor de los derrotados nos brinda razones legítimas para cuestionar sus reclamos, algunos de los cuáles difícilmente se podrían probar.
No se debe tomar pues todo lo que dice como una verdad absoluta. Estos grandes fallos del documental pueden ser justamente impugnables, pero no por sus fallas pueden los enemigos de Europa: la última batalla reclamar su victoria. La incómoda verdad (para aquellos contra todo lo que el documental representa) es que sus falsedades o errores o reclamos no suficiente o adecuadamente evidenciados se basan en la propia verdad. Veamos algunos ejemplos:
1) No es posible probar una gran conspiración judeo-sionista tal como nos la presenta el documental, pero sí son notables la influencia de Israel sobre muchos países, la presencia de muchos judíos en la banca, el origen judío de muchos líderes comunistas revolucionarios…
2) Los crímenes comunistas, cometidos durante la propia revolución y la guerra civil en Rusia, si bien pueden ser exagerados por el propio documental en ocasiones, han sido ya documentados por variedad de fuentes.
3) Los crímenes de los Aliados contra Alemania durante la Segunda Guerra Mundial han sido también documentados anteriormente.
4) Las acusaciones de crímenes alemanes, si bien pueden responder también a la realidad, han sido manipuladas políticamente tanto para encubrir los propios crímenes aliados y para lograr el apoyo de Israel, a veces de tal manera que se ha demostrado eventualmente la falsedad de algunos reclamos.
5) El carácter heroico de la lucha pan-europea y anti-soviética que lideró Alemania (posiblemente por una combinación de razones correctas e incorrectas) puede apreciarse en el testimonio de los soldados alemanes o de otras nacionalidades, que ofrecieron su vida y su juventud intentando salvar al mundo de la victoria comunista. El más famoso de todos ellos fue Léon Degrelle, belga que se desempeñó por su valor y sacrificio en el Frente Oriental. No deben verse a todos esos soldados como criminales, según ha pretendido la propaganda, de la misma manera que no debemos ver como malos a todos los soldados aliados, muchos de los cuales pensaban que combatían los males reales del nacional socialismo.
6) La crisis del mundo de hoy es producto de la perversidad intrínseca de un sistema dominado por el Imperialismo Internacional del Dinero surgido del orden político instaurado por los vencedores de Alemania, que explota a las personas para mantener una sociedad consumista y materialista que no logra satisfacer los anhelos espirituales de la humanidad.
No es Europa: la última batalla el documental perfecto o ideal sobre una revisión necesaria de la Segunda Guerra Mundial, en parte por los errores anteriormente aludidos y su visión poco crítica del nacional socialismo alemán, que tuvo aspectos negativos (si bien exagerados por sus enemigos) que el documental decidió, por sus sesgos, no enfatizar o intentar desmentir.
Este defecto no debe restarle su valor. Su valor no está en su total fidelidad a la realidad histórica, si no en haber retado una narrativa hegemónica sobre nuestra imagen del pasado y en haber creado conciencia entre muchos sobre aspectos ignorados de dicha realidad. Ha fomentado de esta manera un despertar revisionista en Europa y en el mundo, que de seguro motivará a las personas a aprender más sobre la Segunda Guerra Mundial y descubrir por sí mismos lo mucho que nos han engañado en torno a la misma. Este fenómeno podría a la vez llevar a un despertar político que inspire un gran cambio que culmine en un intento serio de revertir el orden político internacional impuesto por los Aliados en 1945. Es menester entonces superar los errores del propio documental para que, con un conocimiento más sólido sobre los hechos reales y evitando los males del nacional socialismo, puedan los europeos, y los otros pueblos del mundo, llegar a la verdad y encaminar cualquier intento de cambio hacia una dirección positiva.
[1] Ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Europa:_The_Last_Battle
[2] Fragmento del prefacio del libro “El Frente Oriental: Memorias de un Voluntario de las Waffen-SS, 1941-1945”.