La última batalla por la fe y por la patria en el drama universal y en la fantasía narniana
La situación actual de nuestro mundo nos hace pensar necesariamente en los Últimos Tiempos: guerras en Tierra Santa, armamentos nucleares de destrucción masiva, contaminación del ambiente y cambio climático, degeneración moral y falta de fe religiosa… entre muchos otros problemas. No sorprende que muchos crean que ya vivimos en los Últimos Tiempos y que el Fin del Mundo ya está a la vuelta de la esquina.
No sabemos ni podemos saber cuándo será el día y la hora del Fin, como nos lo advirtió Nuestro Señor Jesucristo en los Evangelios. El libro del Apocalipsis, sin embargo, nos dice que Jesús nos dice “vengo pronto” y, si bien no sabemos el momento exacto de la Segunda Venida, nos recuerda el sacerdote y estudioso del Apokalypsis Leonardo Castellani que cada día Su Venida está más cerca.
Muchas personas se sienten desmoralizadas y buscando salvar su alma parecen desentenderse de los problemas del mundo. Es, ciertamente, la salvación del alma lo más importante y Jesús nos enseñó que de nada vale ganar el mundo si se pierde el alma, pero no necesariamente hay que tener una actitud tan radical de, por así decirlo, indiferencia ante los problemas del mundo. No sabemos cómo los eventos referentes a la llegada del Fin ocurrirán, pero Castellani nos recuerda que la razón por la cual no es posible saber el día y la hora del Final es porque estos factores dependen del hombre, que con sus acciones puede adelantarlo o retrasarlo. Es posible entonces que todavía podamos continuar la batalla espiritual para la salvación del alma sin prescindir de la lucha por todo lo bueno, verdadero y bello que más queremos en nuestro mundo.
Es por este motivo particularmente alentador el mensaje de un posible estudiante de Castellani: Alberto Ezcurra Medrano, historiador católico y patriota argentino.[1] Una de sus más importantes obras es Historia del Anticristo, que nunca publicó en vida. La obra trata sobre el drama universal que supone la lucha entre el bien y el mal y sus manifestaciones en la historia, que culminarán con la llegada del Anticristo y la Segunda Venida de Jesucristo, el mismo Dios que tendrá la victoria final.
Su último capítulo intenta resumir las profecías católicas referentes al fin, pero en su epílogo nos aclara que su libro realmente es un llamado a la acción, no a un pesimismo inmovilista:
“Y ante la previsión del futuro apocalíptico, ante el inminente reinado del Anticristo, repetirán: No hay nada que hacer, ¡si todo está previsto!
Apresurémonos a combatir este fatalismo, que encierra en sí un error profundo. Los hechos no han de ocurrir porque estén previstos [en las profecías]. Están previstos porque van a ocurrir. Pero la forma como han de ocurrir depende mucho de nosotros.”
Nos recuerda por eso del triunfo final de Cristo y que para reinar con Él debemos luchar. Nos recuerda que debemos, como Cristo dijo en el Evangelio, buscar primero el reino de Dios y Su justicia, confiando en que todo lo demás nos será dado por añadidura.
La primera lucha por el Reino de Cristo ocurre en el alma, y Ezcurra Medrano nos alienta recordándonos que este Reinado: “es un triunfo individual contra el Anticristo que nada ni nadie nos puede impedir, sino nosotros mismos”.
No se queda sin embargo instando a la lucha solamente en el alma, como parecen hacerlo hoy algunos cristianos más pesimistas. Nos continúa exhortando a luchar por Cristo en nuestras familias, procurando la enseñanza de la sana doctrina a nuestros hijos. También, como destacado patriota argentino e hispanoamericano que fue, nos llama a luchar por el Reinado de Cristo en nuestra patria, procurando que la misma sea fiel a su vocación cristiana. Finalmente, nos anima a seguir la lucha por Cristo en el mundo.
Puede que no sea posible dar todas estas luchas, especialmente en aquellos profetizados días terribles del Reinado del Anticristo, pero si al menos logramos primero dar la lucha por el alma podremos tal vez contribuir a dar las otras según los llamados de Dios. No se ganarán todas, sobre todo las de aquel momento Final, pero con solo salvar nuestra alma, con la ayuda de Dios, basta.
Ezcurra Medrano nos brinda así esperanza, la esperanza de que incluso cuando parezca que todo lo bueno, verdadero y bello del mundo que Dios ha creado y nos ha donado esté llegando a su fin podemos seguir luchando por aquello que amamos en Dios si al hacerlo no descuidamos el bien del alma.
Opino que hay mucho de esta actitud en La Última Batalla, el último libro de Las crónicas de Narnia, de C.S. Lewis. Lewis no llegó a ser católico pero intentó ser un buen cristiano en lucha por alcanzar el Cielo. Es por eso que su obra literaria y fantástica refleja muchas verdades de la fe.
La Última Batalla trata precisamente sobre el Fin del Mundo, provocado por el engaño del Anticristo y su Falso Profeta, pero de una manera diferente a cómo ocurriría en nuestro mundo real, tomando en cuenta que Narnia se sitúa en un mundo enteramente distinto al nuestro. El astuto y malvado mono Triquiñuela convence al pobre y poco inteligente burro Puzzle para que se haga pasar por Aslan, (o Cristo, en nuestro mundo), vistiéndose de león. El motivo es aumentar el poder de Triquiñuela, quien conspira con los enemigos de Narnia, los infieles calormenos, para su propio beneficio.
Conduce el engaño de Triquiñuela a la esclavitud de las criaturas narnianas, en beneficio de los calormenos. El propio rey de Narnia, Tirian, es capturado por los estafadores y casi pierde la esperanza, pero pone en Aslan su confianza y pide su ayuda en oración. Recibe su ayuda: acuden a él los niños Eustace y Jill, traídos por Aslan desde nuestro mundo. Liberan al rey y se prestan a dar la lucha, pero pronto reciben la triste noticia de la caída de Narnia: los ejércitos calormenos del Tisroc han conquistado Cair Paravel y los narnianos sobrevivientes quedaron dispersados. Recuerda la caída de Narnia la remoción del Katejón político en nuestro mundo, el Imperio de los Romanos que ha sido considerado como un obstáculo político que retrasa la venida del Anticristo.
La tragedia deja a todos consternados, pero no desanimados para dar la Última Batalla, la última batalla por la fe en Aslan y por Narnia, lo cual en nuestro mundo equivaldría a la última batalla por la fe en Dios y por nuestra patria. Lucharon valientemente por restaurar la patria Narnia y restaurar la verdadera fe en Aslan. Al final fueron vencidos, pues poco a poco sus más numerosos enemigos los fueron precipitando dentro de un establo donde esperaban encontrar un destino terrible.
Los enemigos no tuvieron sin embargo la última palabra. La fe y la fidelidad de Tirian es por Aslan reconocida con las siguientes palabras: “Bien hecho, último de los reyes de Narnia que se mantuvo firme en su hora más sombría”. Su derrota, y la de sus amigos, fue convertida por Aslan en victoria, concediéndoles la entrada en su Reino Eterno tras el Último Juicio.
Que este relato de la fantasía de C.S. Lewis y el llamado real de Alberto Ezcurra Medrano nos recuerden “el deber cristiano de la lucha”[2] por la fe y por la patria, incluso en los momentos en que todo parece estar perdido.
Imagen: fotografía propia de mi copia personal de Las Crónicas de Narnia.
Nota: No pretende esta reflexión ser una exposición oficial de la enseñanza de la Iglesia Católica, pero sí intenta respetar la autoridad de la Iglesia en materia de fe y moral.
[1] Su biografía breve (incluida en el libro Historia del Anticristo) establece que Ezcurra Medrano participó de los Cursos de Cultura Católica en Argentina, dictados por personajes como Leonardo Castellani y el sacerdote Julio Meinvielle.
[2] Referencia a las palabras de Antonio Caponnetto, filósofo católico y patriota argentino.